Casi todos los días me retiro a descansar, pensando que hemos alcanzado la cota más elevada de ramplona simplonería, que he escuchado la propuesta más descabellada, y que el iluminado de turno ha “escupido”, sin sonrojarse, la más esperpéntica e irracional de las iniciativas.

Pero esto cada día se despendola más, en un vertiginoso concurso de quien va a anunciar la propuesta más alocada, el decreto más absurdo o la imposición de medidas tan despóticas, como sencillamente estúpidas. Uno de los problemas es que nos vamos acostumbrando, con una tediosa pasividad, y entendemos que todo este desquiciante e inútil maremágnum es algo normal.

Sufrimos un gobierno totalitario que está barriendo con cualquier ápice de coherencia, con la inconsciente colaboración de una supuesta oposición con síndrome de Estocolmo, y todo ello digerible, gracias a la magia subvencionada de los medios de comunicación. Los ejemplos son cada día más numerosos, y más llamativos.

Aunque tarde, el Tribunal Constitucional ha determinado que estamos en manos de unos gobernantes que continuamente incumplen las leyes más trascendentales, vulnerando los derechos más elementales y básicos de toda la ciudadanía. ¿Se imaginan qué habría ocurrido, cuando no estábamos “abducidos”, si nos hubiéramos levantado una mañana constatando que el gobierno nos encerró ilegalmente, que esta coalición bloqueó durante meses al parlamento de la nación para no tener ningún tipo de control, o que bloquearon irresponsablemente todo el tejido económico, sometiéndonos a una acuciante y contrastada situación de ruina? Menudo pifostio se habría organizado, pero esto debe de estar aconteciendo en el lejano  Baluchistán.

Y que me dicen de las medidas para promocionar las viviendas de alquiler en España. Como el Gobierno ya no construye pisos de protección oficial desde hace décadas, que se ve que eso era para cuando también se construían fábricas y pantanos, vamos a consignar, por decreto/ley igualitario que el 30% sea amablemente “cedido” por los promotores al estado, que ya sabemos cómo “optimiza” el estado sus activos. Si además, fruto de tu trabajo y capacidad de ahorro, tienes un piso, cuídate de tenerlo vacío, dado que incrementaremos el IBI un 150 %, penalizando nuevamente la propiedad privada. Porque para esta gente la propiedad privada es un delito, un pecado, por eso se han negado en redondo en ese parlamento que siempre pretenden silenciar, a la propuesta de VOX de una ley frente a la ocupación. Aquí el único que tiene derechos, es el que arranca con lo tuyo, que para eso tu eres un sucio burgués, carente de sensibilidad social, igualitaria, resiliente y ecológica.

Es que día tras día, el abanico de delirantes propuestas no termina nunca. Mientras hay empresas que están sufriendo enormes limitaciones de actividad por el abusivo incremento de la electricidad, cuando no cerrando, estos crápulas nos insultan hablando de medidas inexistentes, que en nada corrigen esta desesperante coyuntura. Mientras escurren el bulto con interminables cuentos, vemos como designan, en otra puerta giratoria, al socialista Antonio Miguel Carmona como vicepresidente de IBERDROLA. ¡No tienen ni un ápice de vergüenza! No hay asientos suficientes en empresas, consejos, corporaciones y demás echaderos gubernamentales, para situar en lujosas poltronas a tanto caradura.

Y vergüenza es la que siento, desde mi absoluta minoría, cuando veo a nuestro gran timonel, el Sr. Sánchez, sacando de la manga, sus “bonos culturales” para los que cumplan 18 años. Que gran generosidad la de este señor que se gasta lo que no tenemos, y posiblemente ni nos lo presten.  Así ya vamos acostumbrando al personal a la dinámica de las “paguitas”, “subvenciones” y “chiringuitos” de todo tipo y condición, en una dinámica bolivariana que impide, al igual que el actual sistema educativo, cualquier talante de superación, cualquier espíritu de mejora, cualquier pretensión de mejorar fruto de tu esfuerzo, dedicación e ilusionante trabajo.

Y en otro frente, la ministra Montero, que para desgracia del país no descansa, continúa empecinada en acabar con el 50% de la población, que desgraciadamente hemos nacido hombres. La Madre Superiora del beaterio de Igualdad, sor Irene Montero, ha decretado una serie de medidas legales para impedir las miradas impúdicas en los centros de trabajo. Lo más vejatorio es que en la España de la telebasura, de la depauperación de cualquier sistema educativo, de la política más servil y carente de moral, se pueda hablar de “pudor”. No solamente nos cargamos el sagrado principio de la presunción de inocencia, si no que nos enfangamos con la creación de una nueva inquisición, pero esta vez de color morado.

Y mientras reflexionamos sobre el modelo de anteojeras, para evitar miradas lascivas, para que hagan juego con el bozal que tanto le gusta imponer a nuestros gobernantes, constatamos que seguimos sin estrategia, sin un plan para superar esta crisis.

Todo son noticias que en circunstancias normales provocarían un verdadero terremoto mediático, pero en cambio no pasa nada, absolutamente nada. Y esto ocurre porque nosotros, los ciudadanos, estamos parados, estamos pastando en redes sociales, y en la infantil expectativa de que las cosas se cambian solas. Lo admitimos y aceptamos todo, con una cobarde pasividad, que ya no se justifica ni por la más abrumadora inconsciencia. Está todo “patas arriba” y todos somos felices. Es cierto, somos todos “feministes”, disfrutamos de una electricidad brillantemente ecológica y hemos parado al “fascismo”. Si ya ni nos atrevemos a opinar en público, estamos amedrentados, por un miedo permanente a ser “cancelados”. 

El objetivo de los actuales políticos es perpetuarse en el poder. No importa que carezcan de ideas, de estrategia, de soluciones… al parecer lo importante es la apariencia, la imagen, el marketing. Pero ya no les basta con estas herramientas, deben desarrollar redes clientelares entre los segmentos de votantes que sean más numerosos. Están comprando votos, yo legislo, tú pagas y el agradecido subvencionado me vota. Todo en orden. Más de 8.500 millones de euros consolidados presupuestariamente con la indexación de las pensiones al IPC, bono vivienda para jóvenes, bono cultura para jóvenes. Y el Sr. presidente, mientras es aclamado por las famélicas legiones, se permite hablar de “inversiones sociales”, en vez de un alocado y desmedido gasto social, con unos recursos, que nunca tendremos. Difícil concurso este, donde la irresponsabilidad se ha generalizado, y los premios los sufrimos y pagamos una silenciosa mayoría.

Luis Nantón Díaz