Resulta increíble que los medios españoles no estén dando cobertura a las grandes manifestaciones que se están desarrollando en varios países europeos, fundamentalmente en Alemania. Los agricultores, los camioneros, el sector ferroviario se manifiestan masivamente, pese a las temperaturas invernales, para protestar enérgicamente por otro paso más de la Unión Europea para acabar con el sector primario europeo. Protestan contra las asfixiantes medidas de los globalistas para destruir nuestros campos.

Todo esto coincide con otra delirante fiesta del Foro Económico Mundial en Davos, entidad supranacional, que nadie ha elegido, pero donde deciden cómo tenemos que vivir, que es lo bueno y que es lo malo, que es verdad y que es mentira, en consonancia a la liberticida Agenda 2030. La gente que decide, envía a sus recaderos y los títeres de siempre pierden lo que no es suyo con tal de salir en alguna portada. Como diría Yolanda Díaz, es “chulí” establecer las reglas que deben seguir  «los pobres».

Estos pijo progres, absolutamente desconectados de la realidad, siempre inmersos en su mundo de fantasía e ilusión, son enemigos a ultranza del sector primario. Estos iluminados odian la agricultura, la pesca, la ganadería… lo consideran una especie de espantajo del neolítico que es preciso transformar en el mundo multicolor de la abeja Maya.

Esta gente se inventa resilientes palabras como el “ecocidio” y afirman sin ambages que la agricultura y la pesca son un delito contra la humanidad. Nadie quiere una explotación sin medida y desproporcionada de los recursos naturales, pero esta propuesta es el extremo contrario. Todas estas asociaciones manejan millonarios presupuestos para extender su fundamentalismo más excluyente. Personajes como Jojo Metha, de la asociación ‘Stop Ecocidio’ se dibujan como auténticos fanáticos. Se definen como la fuerza impulsora del creciente movimiento mundial para convertir el ecocidio en un crimen internacional. Por eso se autodenominan protectores de la tierra. Si es que no hay nada como una buena dieta de escarabajos…

Este es el tipo de expertos independientes, sobradamente retribuidos, que asesoran a la Unión Europea en todo su aquelarre frente al sector primario. Mientras estrangulamos a agricultores y ganaderos europeos con legislación que es imposible cumplir, les subvencionamos para que abandonen sus explotaciones ganaderas y tierras de cultivo. Coaccionamos a los propietarios, para que los campos queden yermos para montar una ecológica instalación de paneles solares. Negociamos acuerdos preferenciales con terceros países para la importación de frutas, sin apenas garantías de seguridad y con exámenes aleatorios sobre toxicidad, mientras que a la agricultura europea se le obliga a una trazabilidad imposible de afrontar. 

Sus categóricas afirmaciones son un insulto a la inteligencia. «Hay que acabar con el ganado bovino, hay que eliminar las explotaciones ganaderas»… porque los pedos de los pobres animales alteran la huella de carbono ¡Manda narices! El ministro de Agricultura de Alemania, Cem Özdemir, del partido de Los Verdes de Alemania, ha instado a la reducción de cabezas de ganado en el país porque este sector está teniendo un impacto significativo en el cambio climático. Con tanto desquiciante discurso de los patéticos admiradores del sátrapa Klaus Schwab, les recomiendo el montaje del artista Damon Imani que se ha convertido en viral, y donde claramente expresa lo que muchos pensamos y nos encantaría manifestarle en persona a tanto falso filántropo enloquecido.

Por culpa del régimen de subvenciones de la UE a la agricultura se ha conseguido que regiones enteras sustituyan sus cultivos ancestrales por unos subvencionados, de manera que lo que inicialmente era económicamente rentable, al cabo de pocos años pase a ser ruinoso; es entonces cuando se subvenciona el arranque de cepas o de frutales. Ni los soviéticos y sus planes quinquenales generaron tanta ruina.

Lo más relevante de este batiburrillo de predicciones es que están realizadas generalmente por expertos, por individuos que tienen posiciones respetadas en el gobierno y la ciencia. El caso es generar alarmas, alertas, emergencias, estados de miedo que motiven a la población a asumir sacrificios de bienes y libertades, porque hay que salvar el Planeta y porque nosotros tenemos la culpa del desastre ambiental que ya está aquí… Tenemos que inmolarnos porque si no, vamos a morir todos en un vertedero con los buitres sacándonos los ojos, enterrados en bolsas de plástico y demás parafernalia del relato apocalíptico.

Lo que pretende la Comisión Europea, con su ultra ecologismo de salón, es obligar a que todos los ecosistemas dañados —también los españoles, por supuesto— vuelvan a su condición original. Según los cálculos más extendidos supondría que el 40% de la superficie terrestre de Portugal y España pasarían a ser improductivas porque no se permitiría la actividad agrícola tal como se realiza hasta ahora. Pues que alentador.

Es sorprendente que los gobiernos españoles, de todos los colores, que podían haber vetado cualquiera de estos acuerdos con países extraeuropeos en defensa de nuestra agricultura, han permanecido mudos. España, que podría ser hoy el granero de Europa, se ha convertido en la zona del continente en donde cada año aumentan vertiginosamente las superficies abandonadas.

Una de las medidas estrella es la progresiva eliminación del consumo de carne mediante su sustitución por sucedáneos de laboratorio y animalitos cuyas ventosidades habrá que suponer menos nocivas que las de vacas, cerdos y ovejas. Entre ellos están los gusanos, los insectos y otras ricuras, cuya aptitud para el consumo, virtudes nutritivas y delicioso sabor han comenzado a ser difundidos por los medios de comunicación a las órdenes de los que mandan. Así que vayamos acostumbrándonos a estos nuevos alimentos tan sostenibles y progresistas, puesto que ya ha comenzado la campaña mundial para convencernos de que los placeres de la carne son propios de gente bárbara y poco resiliente.

Cuando un país pierde su soberanía alimentaria, está a merced de sus enemigos y se arriesga a perder su independencia. La UE pasa más tiempo firmando acuerdos con terceros países que defendiendo la agricultura europea. Hemos pasado de una Unión Europea dominada por oscuros tecnócratas a unas instituciones regidas por principios doctrinales surgidos de los laboratorios del mundialismo, la globalización, el wokismo, la corrección política y esa locura que se ha llamado Agenda 2030.

No lo olvides, tú y sólo tú eres el carbono que ellos quieren reducir.

Luis Nantón Díaz