Menuda ha organizado el “gran timonel” con su irresponsable carta a Mohamed VI, Rey y señor de Marruecos. Por exigua información que tengamos, nadie contempla la carrera diplomática como un camino sencillo. En la mayoría de las naciones, si hay un cuerpo al que se le otorga una especial preparación, ese es el diplomático. Las naciones se juegan mucho en el tablero internacional, no solo es una cuestión de prestigio, es pura geopolítica, por lo tanto, estrategia, intereses económicos, acuerdos comerciales, etc.

No se accede a asuntos exteriores por tener un primo dentro, dado que hace falta currículum, voluntad y mucha determinación. Por eso, si no eres un individuo brillante, intelectual y académicamente y además no tienes la resistencia mental del que se valida todos los días, te va a dar igual lo que te afanes: no vas a llegar a embajador. Y si a lo expuesto no le unimos una contrastada experiencia, no llegas a asesorar al presidente. Todo este preámbulo es para confirmar que la cartita, tiene que ser cosecha propia y directa de su Sanchidad. Ni la redacción, ni la carencia de táctica, ni la falta de consenso apuntan a profesionales de la diplomacia. Más bien a un ególatra, que quema sus últimas naves, e intenta acaparar relevancia internacional, para una poltrona adecuada a su sideral nivel. A nuestro presidente no le basta con las generosas sillas giratorias que brinda la política, quiere y exige más, porque él está convencido de su mesiánico perfil.

Si para ello tiene que reunirse con el monarca alauita y el príncipe heredero Mulay Hasan, con la bandera española al revés…no pasa nada. Pequeños problemillas de protocolo. Si al día siguiente, el encuentro con el primer ministro marroquí Aziz Akhannouch, se celebra presidida por una estatua ecuestre del General bereber Tarik, iniciador de la conquista árabe de Hispania, ya es para preocuparse. Se imagina alguien, una reunión de este nivel en Madrid, entre los presidentes de ambos países, presidida por una estatua de Santiago Matamoros. Al final, debo reconocer que tampoco son cosas preocupantes. Lo que si asusta es el permanente chantaje que desarrolla nuestro “amigable” vecino, con una desbordada presión migratoria, que sólo se logra suavizar temporalmente, con cesiones comerciales, subvenciones a fondo perdido y todo tipo de bajada de pantalones.

También es una vergüenza el cambio de postura histórica de nuestro Gobierno ante el conflicto del Sáhara, apoyando el plan de Marruecos de conceder una mayor autonomía para el Sáhara. Sea lo que sea, hubiera sido bueno, o diferente, hace 20 años, o dentro de cinco, pero no ahora, que estamos en una desesperada lucha por recuperar algo de autonomía energética. Bueno, eso en el papel, porque el gobierno va a invertir 25 mil millones de euros para derribar lo que nos queda de energía nuclear, y así se la compramos a los franceses, que se ve que son más tontos, y no se han dado cuenta de que lo nuclear no es resiliente. Miren, si no, la inmediata y lógica respuesta de Argelia, el principal damnificado por este acuerdo Sánchez-Mohammed, con incremento de los precios por su gas.

Al igual que siempre, los mandatos de la ONU se aplican, si son de utilidad a los que mandan. Si no queda en un conjunto de frases altisonantes, y de anodinos discursos al viento. Marruecos ocupó el Sáhara militar y demográficamente. Llevan décadas enviando colonos marroquíes al sur que aseguren su dominio del territorio. Algo parecido a lo que ocurre en Canarias, pero a lo bestia, y sin un entramado de asociaciones que viven del cuento.  Es cierto que los saharahuis lo tienen realmente difícil para una existencia independiente y poder garantizar sus fronteras, su integridad y su propia subsistencia. Pero, el Sahara tampoco podía ser parte de Marruecos: sus habitantes ni se sentían, ni eran marroquíes. Marruecos, progresivamente más apoyado por los EE.UU desarrollo unos “muros defensivos”, con directo asesoramiento de la CIA que contenían a los combatientes en áreas desérticas, despobladas y sin valor militar. El Polisario “cesó el fuego”, reconociendo la derrota de su ofensiva armada, pero no la de su causa política. Y, mientras Marruecos seguía con sus trasvases de población, España continuaba esforzándose en hacer “cumplir el mandato de la ONU”, pero con la misma energía que ponemos a defender la causa de Gibraltar. Vamos, poco más que nada.

El gobierno central afirma que, para calmar a Argelia, basta con comprarles mayores suministros de gas. Miedo me dan estos pánfilos que solo aciertan cuando engañan. En otras palabras, los ciudadanos, perderemos más, con una inflación ya superior al 10%  y una factura eléctrica que nos aprisiona, a consumidores finales y a empresas. El sanchismo volverá a echar la culpa a Putin de la subida del precio de la energía… y asunto zanjado. Pagamos usted y yo. No acaban de culpar a unos oscuros y distantes hackers rusos del bloqueo del SEPE, que ha impedido el pago de prestaciones. Es que esto es como el virus chino, es la excusa para todo.

Hace una semana, diferentes medios se hacían eco de que España en estos momentos está comprando ya más gas natural a EE. UU. que a Argelia. Importamos a EE. UU. el 33 % del total de gas que consumimos, a Argelia en 24 % y a Rusia menos del 5% (frente al 17% el año anterior…). Por lo tanto, el problema energético de España es que compra a un proveedor que lo vende más caro mientras que el gaseoducto Argelia-Marruecos-España permanece cerrado. Pues todo esto le importa un pimiento a Sánchez, dado que necesita esa relevancia internacional, que sus méritos y su errática política le niegan. El useño presidente Biden le ha ordenado que tiene que ser amigo del marroquí, y que haga lo que sea necesario. Ya está clarísimo quien es el aliado preferente de EE.UU en esta parcela donde nos ha tocado nacer.

El presidente del Gobierno Pedro Sánchez ha claudicado frente a los intereses marroquíes en el tema del Sáhara y el Frente Polisario abandonándolos a su suerte. Han acordado una declaración conjunta al término de su encuentro en Rabat en la que se indiquen los aspectos tratados. Por ahora nada, ni reconocimiento de la soberanía en Ceuta y melilla, y mucho menos acabar con la presión migratoria. Mientras los argelinos cambiando de estrategia, con unos italianos entusiasmados de aprovechar la jugada de Moncloa.

España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos y reitera que «la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver el conflicto», de esta forma nuestro gran timonel sostiene que nuestro vecino va a abandonar su política de hostigamiento. No deberíamos olvidar que, al igual que Tarik detectó la flaqueza del reino visigodo, sus herederos llevan décadas valorando y aprovechando nuestra creciente debilidad. Cada día lo tienen más claro…como Tarik.

 

Luis Nantón Díaz