Las pequeñas y medianas empresas españolas, agrupan a la mayoría de la estructura productiva nacional con más de once millones de empleos. Hablamos de empresas que día a día baten el cobre para intentar ganar un día más, para mantener y crear empleo, y para generar riqueza. Todo el mundo quiere prosperar, pero en estos tiempos, y con estos gobiernos, sacrificarse invirtiendo tiempo y recursos en desarrollar una empresa es una epopeya. Y eso es una situación tan indeseable, como demencial. Las PYMES son el motor de la economía, de igual manera que la clase media es el motor de la sociedad.

La supervivencia de una nación depende mucho de la salud de su tejido productivo. Los emprendedores y su cultura de superación y esfuerzo están siendo constantemente atacados por unos simplones, que pretenden una España de dependencia, pagas y subvenciones. No hablamos del empresario con sombrero de copa del imaginario del MONOPOLY, sino de muchas familias que, pese a todo, intentan labrarse un futuro, invertir, arriesgar, trabajar y obtener una lógica contraprestación. Hablamos de personas normales que sencillamente intentan prosperar, crecer y mejorar, pero que gracias a estos políticos convierten la andadura en una lucha por la supervivencia.

El próximo martes 20 de mayo tenemos elecciones a la presidencia de la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME). Nos encontramos con una disyuntiva entre la reelección del actual Presidente Gerardo Cuerva, y la candidata propuesta por la CEOE, la vallisoletana Ángela de Miguel. Esta última es la opción personal de Garamendi, leal socio del Palacio de la Moncloa. Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, está ejerciendo todo tipo de presiones, para “cancelar” la opción siempre reivindicativa de Gerardo Cuerva. Una pena que no se muestre tan luchador y empecinado en la defensa del sector empresarial, frente a los desmanes totalitarios de un gobierno absolutamente alejado de la realidad. Porque no es la presidencia de CEPYME la que está en juego, sino la de la propia CEOE, el liderazgo de la patronal convertida en un absurdo apéndice del sanchismo.

Hace unos meses, escribía también en CANARIAS 7, sobre el manifiesto publicado por CEPYME  “Salvemos la libertad de empresa en España”. Valientes perlas como la siguiente, causaban sana impresión en un ambiente tan anestesiado: “La sobrerregulación y el excesivo control que se está imponiendo sobre la empresa, la política continuada de aumento de costes y cargas burocráticas, fiscales y sociales se combina con un discurso estigmatizador sobre la figura del empresario”.

Garamendi presenta exigua oposición a un gobierno sin apoyos, que impone sus dogmas a base de Decreto. Soy consciente de que hay poco juego, cierto es, pero tampoco presenta sana y decidida oposición. Al final, como apuntan muchos directivos, se limita al “control de daños”. Cada día se parece más al acomodaticio colaboracionismo de unos sindicados subvencionados hasta la enésima potencia. Siempre la misma jugada, amenazar con algo “malísimo” si no aceptas lo “malo” que te proponen. La CEOE se ha plegado a casi todo. Ha ratificado una Reforma Laboral en la que este Gobierno coló, por la puerta de atrás del Real Decreto, todo aquello que no se había negociado. Se ha “comido” un Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva donde ha vuelto a ser víctima de la misma trampa (trocear temas e introducirlos vía Decreto); ha sucumbido a unas subidas del SMI cuyos discutibles resultados para la actividad económica siguen siendo una incógnita. Si hablamos de la Reforma de las Pensiones, más de lo mismo, vulgares parches de poco recorrido, que al final son a cargo de las cotizaciones empresariales.

No olvidemos un asunto crucial, la independencia de CEPYME con respecto a CEOE. Actualmente CEPYME depende presupuestariamente de CEOE… Cuando una asociación patronal se apunta a CEOE, automáticamente pasa a pertenecer a CEPYME. Si bien, a día de hoy, cuando se pregunta a Cuerva si pretende la independencia de CEPYME con respecto a CEOE, responde que no es el momento de hablar de eso, pero siempre queda una puerta abierta a tema tan candente. Resulta innegable que mientras no haya una independencia económica, habrá condicionamientos de todo tipo.

Muchos retos por delante. El manual “chavista” de este gobierno cada día es más atrevido y temerario. Les da lo mismo todo, y no hay objetivos a medio y largo plazo. Solo hay recursos para el pesebre, redes clientelares, medios sincronizados y cualquier cosa que nada tenga que ver con la generación de riqueza, empleo, prosperidad y estabilidad. El que venga detrás, que se “ate los machos”. Penalizan fundamentalmente a las empresas más pequeñas, porque cuando una empresa ha de cumplir con los cada vez más existentes requisitos de Prevención de Riesgos Laborales y Vigilancia de la Salud, Planes de Igualdad, Protocolos LGTBI+, Protección de Datos, LOPIVI, Esquema Nacional de Seguridad y tantas otras, que al final se traducen en gasto y más gasto, las únicas empresas capaces de asumir este gasto son las grandes. Las pequeñas se ven abocadas a perder la rentabilidad o a arriesgarse a vivir en el incumplimiento total o parcial de las mismas.

Por eso, todas las medidas laborales promulgadas por este gobierno en los siete últimos años han sido impuestas unilateralmente, mediante la imposición coercitiva, ignorando y menospreciando el diálogo social y la necesaria interlocución entre trabajadores y empresarios. 

Un verdadero desafío el de Cuerva para ser reelegido. Garamendi sabe que en este envite se lo juega todo, porque un triunfo del granadino Gerardo Cuerva ahora podría suponer una peligrosa candidatura a presidir CEOE en diciembre de 2026. Por la supervivencia de las empresas de este país, espero que sea una decidida apuesta por la libertad. Las valientes denuncias de CEPYME con el equipo y gestión de Cuerva han supuesto un balón de oxígeno, frente a tanto improductivo colaboracionismo, con los que nada quieren saber de las empresas, ni de la generación de empleo y riqueza. No se trata de distanciarse de la política, se trata de distanciarse de los partidos políticos. No es lo mismo.

Cuando todo el mundo habla de recuperar la competitividad y la productividad, tenemos a la superministra Yolanda Díaz, destruyendo más la economía con sus alocadas medidas, que nadie sabe cómo se van a pagar, ni dónde están sus ventajas. La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) ha rechazado la reducción de la jornada ya que, según sus cálculos, tendrá un impacto directo de 13.900 millones, especialmente en la pyme, y debilita la negociación de convenios. Después de que el Consejo de Ministros haya aprobado la reducción de la jornada laboral, CEPYME ha criticado nuevamente la medida, que contribuye a una mayor degradación de nuestra economía.

Por eso necesitamos esa apuesta por la supervivencia. Hablamos de la desaparición de 29.000 medianas empresas que se han evaporado desde el 2020, y han sido sustituidas por grandes consorcios, o sencillamente por la nada. Lo dicho, enérgica apuesta por la supervivencia.

Luis Nantón Díaz