De lleno en las navidades, plenamente inmerso en el cierre de un año consumido, y las esperanzas por un nuevo ejercicio que nos abre sus puertas. Época donde nos planteamos cambios, objetivos y promesas de todo tipo. Como sociedad, apuesto por emprender este 2026 con una clara y precisa percepción del problema de la inmigración ilegal. Es normal tener sensibilidad sobre los problemas que nos acosan como colectivo, para priorizar, y buscar soluciones. La vivienda, la pérdida de poder adquisitivo, los desvaríos políticos…,obstáculos no faltan. Pero los cambios brutales que genera este fenómeno social deben evaluarse cristalinamente.
Uno de los principales escollos que focalizan los ciudadanos europeos, es el de la inmigración masiva e ilegal. Se percibe como agresiva estrategia de ingeniería social, dónde se sustituye el tejido tradicional de los barrios, pueblos y ciudades que conocemos. Suponen sin ambages profundas alteraciones sociales, económicas y culturales que hay que analizar con detenimiento y con transparencia. La llamada crisis de la inmigración ilegal es, básicamente y sobre todo, una crisis del sentido común.
Es menester retornar a las prioridades nacionales dónde muchos compatriotas sucumben a la desgana frente a los desgobiernos del PSOE y del PP; los partidos políticos de la tan cacareada transición nos empobrecen año tras año, propiciando la llegada de millones de inmigrantes, en una nación que cuenta con más de tres millones de parados. Desde 2018, España ha propiciado casi 400.000 inmigrantes ilegales procedentes del continente africano, con la ruta canaria acumulando alrededor de 160.000 en este último lustro.
Día tras día vemos cómo alteran nuestras costumbres, y este fenómeno, pese al “comecoco gubernamental”, y el suicida buenismo, aporta muchas más sombras que luces. En 2024 llegaron a Canarias más de 30.800 personas, duplicando la cifra del año anterior. Islas como El Hierro han visto llegar, en un solo año, cifras equivalentes a más del doble de su población local.
En poco más de cuatro años, Canarias ha gestionado más de 96 millones de euros en subvenciones y conciertos para atender migrantes. Realmente ya no se reciben, se les va a buscar. El Gobierno de España destinó 8,5 millones en 2025 solo a MENAs, parte de un paquete superior a 22 millones para dependencia y migración. Uno de los vectores más estridentes es que se están utilizando fondos europeos para la recuperación, para atender la enorme demanda de recursos que genera la inmigración ilegal. Es evidente que existe un negocio estructural alrededor de la gestión migratoria. Los cabildos mantienen contratos con entidades que manejan cifras millonarias. La Unión Europea aporta fondos AMIF y FSE+ sin auditoría independiente, y la lluvia de millones de euros es incesante, incrementando el lógico efecto llamada ante un falso paraíso que anunciamos con “político neón”.
Por la fuerza de los hechos cada día somos más los que tomamos conciencia de las magnitudes reales del problema. Las instituciones prefieren mantener un relato políticamente correcto antes que afrontar una realidad incómoda y de mayor visibilidad. No hay vigilancia y los fondos fluyen sin control mientras los servicios públicos se hunden. Se intenta cancelar cualquier canal disidente por una élite, y su venenosa agenda, que tiene por objetivo la sustitución demográfica, social , cultural y religiosa de nuestra nación.
Este fenómeno de la sustitución tiene reflejo en la seguridad de nuestras calles. Problema complejo, sin duda, pero de directa relación. Los datos son inapelables, pese a que intentan desvirtuar estadísticas y ratios. El último informe del Observatorio Demográfico CEU-CEFAS, con datos oficiales del INE, Interior y el Consejo General del Poder Judicial, certifica una contrastada realidad: los extranjeros, especialmente africanos (70% marroquíes) y americanos (90% hispanos), están sobrerrepresentados en los delitos más graves.
Como botón de muestra, en robos con violencia, los extranjeros representan el 43% de las autorías aunque solo son el 15% de la población adulta: su tasa es 4,4 veces mayor que la nacional. En robos con fuerza en domicilios hablamos de cerca del 30%, (2,3 veces más) y en hurtos el 33%, (3 veces más). Los africanos lideran con diferencia: 3.520 condenados por millón de hombres en robos con fuerza, frente a 340 nacionales. En todo lo vinculado con el “fenómeno” de la “okupación” en sólo dos ejercicios, los extranjeros han desbancado por mucho esta trágica estadística. En el ámbito penitenciario se confirma lo expuesto: el 32 % de los reclusos son extranjeros (frente al 14,6% que representan en la población adulta). Los marroquíes están 5,4 veces sobrerrepresentados y los argelinos 15 veces. Entre menores de 14 a 17 años, la tasa de condenados africanos es 55,4 por cada 1.000, frente a 8,7 de los españoles.
Aprovecho estas líneas para reiterar el apoyo a la valiente labor que desarrolla el canal CANARIO TODAY @canariotoday en redes sociales. Pese a las amenazas, pese a la política de cancelación, nos informa con absoluta transparencia de esta locura en la que nos han involucrado. Mientras otros miran hacia otro lado, CANARIO TODAY documenta con datos oficiales –obtenidos vía portal de transparencia– la lluvia de millones que nos cae, no del cielo, sino de los presupuestos.
CANARIO TODAY aporta diariamente, con documentos oficiales, la ingente cantidad de recursos que se desvían a la inmigración y las muchas mentiras del “relato político”. El negocio de la solidaridad más hipócrita, sustentado en refugiados que no lo son, en niños que lo fueron y en aportaciones culturales y económicas que nunca veremos. Más allá de las cifras, estamos inmersos en una situación que combina irresponsabilidad política, silencio mediático y cinismo burocrático. Si esto no es una sustitución planificada, lo parece. Pero lo que sí es, sin duda, es una rentable actividad para muchos. El lector juzgará si este es el país que quiere sostener con sus impuestos. Y si no, que al menos tenga claro lo que está pagando.
Las élites gobernantes y sus cortoplacistas partidos nos venden la multiculturalidad como algo beneficioso, cuando tenemos que evaluar la experiencia histórica en Europa, y las realidades económicas a las que nos enfrentamos diariamente.
Combine la multitud de datos que están de nuestra mano, con lo que percibimos en la calle en nuestro día a día. Que cada uno haga sus cuentas, pero es necesario establecer prioridades. La prioridad de imponer el sentido común.
Luis Nantón Díaz
LA GRAN SUSTITUCIÓN
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SIEMPRE APRENDIENDO
Ante todo gracias por tu visita.
Te presento un recopilatorio de los artículos que semanalmente se publican en el CANARIAS 7, y que con auténtica finalidad terapéutica, me permiten soltar algo de lastre y compartir. En cierta medida, de eso se trata al escribir, de un sano impulso por compartir.
La experiencia es fruto directo de las vivencias que has englobado en tu vida, y mientras más dinámico, proactivo y decidido sea tu carácter, mayor es el número de percances, fracasos, éxitos… Los que están siempre en un sofá, suelen equivocarse muy poco…
Y, posiblemente eso sea la experiencia, el superar, o al menos intentarlo, infinidad de inconvenientes y obstáculos, procurando aprender al máximo de cada una de esas vivencias, por eso escribo, y me repito lo de siempre aprendiendo, siempre.
Me encantan los libros, desvelar sus secretos, y sobre todo vivificarlos. Es un verdadero reto alquímico. En su día, la novela de William Goldman “La Princesa Prometida” me desveló una de las primeras señales que han guiado mi camino. La vida es tremendamente injusta, absolutamente tendente al caos, pero es una experiencia única y verdaderamente hermosa. En esa dicotomía puede encontrarse ese óctuple noble sendero que determina la frase de aquel viejo samurái: “No importa la victoria, sino la pureza de la acción”.
Como un moderno y modesto samurái me veo ahora, en este siglo XXI… siempre aprendiendo. Los hombres de empresa, los hombres que intentamos sacar adelante los proyectos de inversión, la creación de empleo, los crecimientos sostenibles, imprimimos cierto carácter guerrero a una cuestión que es mucho más que números. Si además, te obstinas en combinar el sentido común, con principios, voluntad de superación y responsabilidad, ya es un lujo.
Si también logramos inferir carácter, lealtad y sobre todo principios a la actividad económica, es que esa guerra merece la pena. Posiblemente sea un justo combate.
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